El coleccionismo institucionalformación y análisis de los fondos de la fundación Cajasol

  1. Vélez Álvez, Juan María
Dirigida por:
  1. Fernando Martín Martín Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Sevilla

Fecha de defensa: 28 de enero de 2016

Tribunal:
  1. Fernando Pérez Mulet Presidente
  2. Magdalena Illán Martín Secretario/a
  3. Andrés Luque Teruel Vocal
  4. Jose María Morillas Alcázar Vocal
  5. Fernando Quiles García Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 419771 DIALNET lock_openIdus editor

Resumen

Cualquier colección de arte define a su poseedor. Sus inquietudes, su manera de pensar y afrontar la vida, su historia pasada y presente, además de su proyección futura, son cuestiones que se reflejan de manera clara en el conjunto de sus fondos. En definitiva, se convierte en fiel reflejo de su identidad: cómo es, como siente y cómo piensa su poseedor. La Colección de Arte de Cajasol no es una excepción, las obras que componen sus fondos de artes plásticas muestran un camino paralelo a la historia de la propia Caja. La Caja de Ahorros Cajasol nace el 18 de mayo de 2007, su denominación oficial es Monte de Piedad y Caja de Ahorros San Fernando de Huelva, Jerez y Sevilla. Se trata de una entidad, al igual que todas las Cajas de Ahorros, privada de crédito, de naturaleza fundacional y de carácter social, sin ánimo de lucro, que orienta su actividad a la consecución de fines de interés público. Es el resultado de la fusión, entre Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Huelva y Sevilla y Caja de Ahorros Provincial San Fernando de Sevilla y Jerez, ambas cajas radicadas desde sus orígenes en Andalucía. Las dos entidades son también el resultado de diversas integraciones a lo largo de la historia, lo que hace que Cajasol lleve ejerciendo su actividad financiera y social de manera ininterrumpida desde el año 1.834. A lo largo de este dilatado recorrido histórico de 175 años, las instituciones que hoy conforman Cajasol, han ido acumulando una multitud de obras para su Colección de Arte, que en la actualidad cuenta con seis mil aproximadamente. Esta acumulación de obras no tiene en sus orígenes una vocación de Colección de Arte, se trataba de una mera acumulación de obras sin un objetivo museológico definido. Los nuevos fondos llegaban a la institución respondiendo a criterios de lo más dispares, desde adquisiciones por cuestiones decorativas, hasta obras que se quedaban en propiedad del Monte de Piedad por depósitos de empeños que no eran retirados o embargos por operaciones de activo impagadas. A estas prácticas, activas hasta los años ochenta del siglo XX, se suma la de alguna Obra Cultural, sobre todo la de Cajahuelva, que incrementaba su patrimonio cediendo sus salas de exposiciones a cambio de la donación de obra para el mismo. El problema reside en la falta de calidad de alguna de las exposiciones, ya que pertenecían a alumnos de institutos, asociaciones de la tercera edad, etc... estas obras, aun siendo de nulo interés artístico, también pasaban a engrosar el patrimonio de la caja. Hasta mediados de la década de los noventa, concretamente 1995, no se realiza el primer inventario de patrimonio artístico en El Monte y a finales de la misma (1999) en la Caja San Fernando. En ambas entidades se pusieron en marcha mecanismos para profesionalizar la gestión de los fondos, así nacen comités de compras formados por expertos en la Caja San Fernando en el año 2001, registros e inventarios que responden a las necesidades de control y conservación, El Monte en el año 1995 y Caja San Fernando en 1999, además de una política de exposiciones encaminada a dar a conocer las obras de ambas colecciones. Este fue el paso definitivo para la profesionalización de la que hoy es la Colección Cajasol. La Colección Cajasol cuenta con aproximadamente seis mil obras, con seis líneas discursivas definidas. En orden cronológico, encontramos en primer lugar los fondos pertenecientes al s. XVII con obras de los más importantes maestros del barroco andaluz. Son destacables los óleos de Las dos trinidades de Bartolomé Esteban Murillo, San Pedro Nolasco asistido por dos ángeles de Francisco de Zurbarán o La visión de san Antonio de Padua de Alonso Cano. Las obras pertenecientes a este epígrafe son escasas en número pero de gran representatividad para dar testimonio de los grandes maestros del arte barroco andaluz. El segundo gran conjunto de la colección es el siglo XIX en Andalucía. Se trata de una amplia selección de los autores más representativos, entre los que destacan José Jiménez Aranda, Emilio Sánchez Perrier, José Pinelo, José Arpa, Valeriano Bécquer, José Villegas o Gonzalo Bilbao. En tercer lugar, ya en el s. XX, están representados la gran mayoría de los artistas que comenzaron nuevos lenguajes creativos a partir de los años cincuenta y sesenta: Luis Gordillo, Carmen Laffón, Equipo 57, Gerardo Delgado, Paco Cuadrado, Paco Cortijo, José Ramón Sierra, Guillermo Pérez Villalta, Jaime Burguillos, Ignacio Tovar, etc. La generación posterior, es decir, aquellos creadores que trabajaron en la convulsa época de los años ochenta, también está ampliamente representada: Pepe Espaliú, Federico Guzmán, Guillermo Paneque, Rafael Agredano, Curro González, Patricio Cabrera, Pedro Simón, Rafael Zapatero, Manolo Quejido, son sólo algunos ejemplos del conjunto de la colección cuantitativamente más importante. Los dos epígrafes de la colección más novedosos recogen, por un lado, la obra de jóvenes artistas, no sólo andaluces o nacionales, también se han adquirido en los últimos años piezas de creadores americanos, europeos, africanos o asiáticos, en una decidida apuesta por lo contemporáneo y la internacionalización de la colección. Y por otro, se ha abierto el campo de las nuevas tecnologías y lenguajes actuales con la inclusión de un capítulo para vídeo, instalaciones y fotografías.