Crisis económica y democracia. Valoraciones sobre los peligros inherentes a la idealización democrática y la falta de transparencia política

  1. GONZÁLEZ GANAZA, MANUEL ANTONIO
Dirigida por:
  1. Antonio Troncoso Reigada Director

Universidad de defensa: Universidad de Cádiz

Fecha de defensa: 25 de septiembre de 2017

Tribunal:
  1. Pablo Pérez Tremps Presidente/a
  2. Germán Gómez Orfanel Secretario/a
  3. Benigno Pendás García Vocal
Departamento:
  1. Disciplinas Juídicas Básicas

Tipo: Tesis

Teseo: 495933 DIALNET lock_openRODIN editor

Resumen

Los periodos de crisis económicas severas suelen propiciar alteraciones en el ideario colectivo que pueden perturbar o distorsionar el significado de un concepto tan complejo como es el de la democracia. La sensación de ineficacia o impotencia de la democracia parlamentaria, a la hora de solucionar problemas tan serios como el desempleo, la inseguridad o la frustración de perspectivas vitales en el corto plazo, puede provocar corrientes espontáneas e impulsivas en el pensamiento de la ciudadanía que se bifurcan en direcciones tan distintas como son la simpatía por plataformas políticas antidemocráticas o movimientos ciudadanos que exigen una idealización de la democracia a través de la implantación de mecanismos de democracia directa. La idealización democrática puede plantear escenarios de frustración de expectativas poniendo en peligro al mismo sistema democrático desde el deterioro del centro político (socialdemocracia o democracia cristiana). Además, el hecho de intentar llegar a una democracia perfecta a través de las nuevas tecnologías crea espacios políticos carentes de transparencia. Si se analizan diversos periodos históricos se pueden constatar los paralelismos que existen en el proceso de depresión económica y las alteraciones en la fortaleza de la democracia. La República de Weimar puede ser considerada como paradigma en la relación entre crisis económica, deterioro democrático y desastre. Comparando la circunstancia histórica de la República de Weimar con las contingencias actuales de países como Grecia y España, se puede constatar que la relación entre crisis y deterioro democrático sigue una serie de pautas cíclicas que conforman una dinámica procesual con parámetros perfectamente identificables. El principal problema de gran parte de la sociedad española, a la hora de idealizar la democracia, no es sólo su falta de cualificación para articular escenarios de democracia directa; el verdadero obstáculo estriba en la falta de conciencia de esa carencia cognitiva. Aún así, se reclama constantemente desde sectores específicos de la sociedad una especie de purificación de la democracia, basada en el hecho de extirpar su componente liberal a través del desmantelamiento de la representación política, despojando de su carácter mecánico, consensual, su capacidad práctica para engranar todas las corrientes ideológicas existentes en la sociedad a través de contrapesos representativos en función de una competición periódica. El ciudadano que quiere idealizar la democracia debe saber que se convierte en gestor de sí mismo, de su comunidad y de sus conciudadanos. Siendo así, es inaceptable, si verdaderamente se quiere vivir en una democracia real, disfrutar de cuotas de poder sin soportar el peso de la responsabilidad. A esto hay que añadir otro de los grandes errores que cometen muchos de los que exigen una democracia directa: confiar en que que la tecnología informática puede solucionar los problemas que genera una democracia idealizada.