Patología vascular medular isquémica, hemorrágica y malformaciones vasculares

  1. Bernal Sánchez Arjona, M.
  2. González Pérez, P.
  3. González Marcos, J. R.
Revista:
Medicine: Programa de Formación Médica Continuada Acreditado

ISSN: 0304-5412

Año de publicación: 2007

Título del ejemplar: Enfermedades del sistema nervioso (IV)

Serie: 9

Número: 73

Páginas: 4674-4681

Tipo: Artículo

DOI: 10.1016/S0211-3449(07)75430-9 DIALNET GOOGLE SCHOLAR

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Resumen

PUNTOS CLAVE La vascularización de la médula espinal se apoya en tres ejes arteriales: la arteria espinal anterior y las dos arterias espinales posteriores. A estos tres ejes arteriales llegan las llamadas arterias radiculares, que en número y en localización son variables, y entre ellas destacamos la arteria radicular de Adamkiewicz como la más importante. El infarto medular más frecuente es el producido en el territorio de la arteria espinal anterior, el cual cursa con dolor seguido de debilidad, pérdida de la sensibilidad termoalgésica y trastornos autonómicos de instauración aguda, por debajo del nivel lesional y de manera bilateral. Etiología. La etiología es variada: hipoperfusión severa, aterosclerosis aórtica, enfermedades sistémicas, causas iatrogénicas, etc. El diagnóstico por resonancia magnética medular: hiperintensidad centromedular en secuencia T2 que afecta a varios niveles medulares, y a veces incluso a los cuerpos vertebrales. Tratamiento. No existe tratamiento específico y el pronóstico es malo. Otros síndromes isquémicos. Son el síndrome de la arteria espinal posterior, el infarto venoso y la isquemia medular transitoria. Síndromes hemorrágicos medulares. Incluyen hematomielia, hematomas subdurales y epidurales y hemorragia subaracnoidea. Suelen ocurrir de forma espontánea (coagulopatías), o bien ser secundarios a malformaciones arteriovenosas medulares. Se presentan como una mielopatía aguda precedida de dolor intenso. El diagnóstico se realiza mediante resonancia magnética medular y el tratamiento consiste en descompresión quirúrgica y corrección de la causa subyacente. El pronóstico depende del estado neurológico previo a la cirugía. Malformaciones arteriovenosas. Son las fístulas arteriovenosas durales e intradurales y los cavernomas. Las primeras son las más frecuentes y producen una mielopatía subaguda progresiva por isquemia medular secundaria a hipertensión venosa. Las fístulas intradurales pueden provocar hemorragias intramedulares. Se diagnostican mediante RM medular, mielografía o angiografía, pero es la arteriografía medular la que permite identificar el tipo de malformación y los vasos que la nutren. El tratamiento es la escisión quirúrgica o bien la embolización endovascular, con buenos resultados en la mayoría de los casos.