Religión y religiosidad en España, Andalucía y Europa.

  1. Altuna Isasmendi, Miguel Angel
Dirigida por:
  1. Eduardo Bericat Alastuey Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Sevilla

Fecha de defensa: 06 de marzo de 2012

Tribunal:
  1. Miguel Ángel Ruiz de Azúa Antón Presidente/a
  2. Eugenia Sofía Pérez de Guzmán Padrón Secretaria
  3. Antonio García-Benítez Vocal
  4. Iván Rodríguez Pascual Vocal
  5. Clementina Rodríguez Legido Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 331515 DIALNET

Resumen

La religión es uno de los fenómenos sociales más estudiados por las ciencias sociales y humanas, y no cabe duda de que la religión ha sido uno de los temas más analizados desde el nacimiento de la sociología como ciencia moderna. Los primeros sociólogos compartían la idea de que la religión iría perdiendo fuerza con el advenimiento de la sociedad moderna; de hecho, los padres de la sociología analizaron ese cambio social a través de la religión. Para ellos, a medida que las sociedades se modernizaran y confiaran más en la ciencia y la tecnología para controlar y explicar el mundo social, tenía que producirse un proceso de secularización. Esta es la conocida como tesis de la secularización. Muchos de los sociólogos clásicos y modernos han analizado el tema desde diversas perspectivas: Durkheim, Marx, Weber, Parsons, Berger, Bourdieu, Th. Luckmann entre otros. Entre los más recientes y españoles podríamos nombrar a Giner, Bericat, De Miguel, Díaz-Salazar, González Blasco, González-Anleo, Elzo, Pérez-Agote, y, en el ámbito de Andalucía, a Bericat, Castón, Del Pino y Jaime. El debate sobre la religión y religiosidad se abrió de nuevo a finales del siglo pasado, ya que después de un largo periodo de modernización, las creencias religiosas seguían y siguen vivas y parecen gozar de una impronta importante a nivel social y en la configuración de los valores y comportamientos. El proceso de modernización, desarrollo económico, racionalización e individualismo, parecen haber hecho de Europa un caso excepcional en el contexto mundial, pero presenta internamente numerosos matices. Secularización, desecularización, post-secularización, ocaso de la secularización, retorno de lo sagrado, cambio religioso, desinstitucionalización, individualización, revival de la religión, son planteamientos y teorías que tratan de interpretar y entender los procesos sociales actuales referentes al hecho socio-religioso. La relación entre religión, religiosidad, creencias, adscripciones, confesionalidades, prácticas religiosas y valores, varía de un país a otro e incluso regionalmente en relación con los cleavages o fracturas sociales y la evolución socio-histórica. También la diferente evolución y desarrollo de los procesos de modernización incide en el arraigo, mantenimiento y evolución de las creencias y prácticas religiosas y ponen en entredicho las linealidades de los procesos. Para comprender los diversos avatares de la historia religiosa y el estado general de la religión en un determinado momento y sociedad, partiendo de la posición cultural de los individuos, dos factores parecen determinantes y esenciales (Bericat, 2008). Un primer factor, o de religiosidad, que define la identidad religiosa subjetiva de las personas, y un segundo factor, o de religión, factor sociopolítico que define la posición de los individuos respecto al poder que en el ámbito social tienen o deben tener las iglesias y la religión. Operan conjuntamente y es necesario tenerlo en cuenta, aunque se puedan disociar a efectos analíticos. Además de la posición cultural de los individuos, e igualmente interrelacionada con ella, aparece la evolución socio-histórica de la religión en un contexto determinado. Para describir la situación por la que atraviesa la religión en la sociedad española contemporánea, Pérez-Agote (2007) considera necesario contemplar la evolución de tres lógicas sociales interrelacionadas. La lógica de la secularización de las conciencias, la lógica de la laicización de la sociedad y del Estado, y una reciente que denomina lógica de la quiebra de la homogeneidad cultural, consecuencia de los procesos inmigratorios de finales del siglo XX. La situación concreta de la religión está inscrita en un conjunto de juegos de actores e intereses que se presentan de forma diversa en las diferentes configuraciones sociales. La religión tiene un gran contenido social que se estructura en torno a un conjunto de creencias espirituales y morales, así como en torno a un conjunto de prácticas y ritos religiosos asociados en parte a ellas. La religión, en cuanto constelación ideológica, por tanto, remite a unas determinadas creencias y a unas determinadas prácticas. En este trabajo se pretende ofrecer y analizar los resultados obtenidos en un conjunto de preguntas relacionadas con el hecho religioso. La experiencia religiosa y espiritual de los individuos es difícilmente reproducible por un conjunto de preguntas realizadas en el marco de un cuestionario y de una encuesta. Se trata, no de analizar el mundo que algunos denominan de lo sacro, y que califican como inefable por su propia naturaleza e irreductible al análisis sociológico (de existir dicho mundo); sino de percibir algunos indicadores sociológicamente concebidos para la descripción social del fenómeno. Hechos socio-religiosos, y no hechos religiosos planteados en dicha dimensión, son los que se pretende aportar. En el marco de la consideración de la religión y de la religiosidad como un fenómeno socioreligioso, es necesario comprender que para algunos la religión se inscribe en el marco, más general, de la espiritualidad humana y que, en sí misma, la religión constituye una forma socializada de ese anhelo de espiritualidad. La religiosidad se instaura socialmente por medio de una institucionalización a través de una organización específica, mediante la constitución de una ―Iglesia‖, que viene a ser la representación terrenal y social de un complejo religioso. Para ellos, las Iglesias son las organizaciones sociales establecidas sobre lo religioso, pero que sólo en parte, sólo en mayor o menor medida y según los casos, las épocas, las sociedades y las particulares vivencias espirituales y religiosas, coincide con el ser sagrado del hombre en sí que se considera preexistente. Para nosotros, la espiritualidad humana es algo de construcción social y son sus manifestaciones sociales las que podemos analizar. Todos los demás aspectos de la religión, religiosidad, espiritualidad o de la condición o esencia humana, quedan fuera de la consideración sociológica, aunque profundizando en estos análisis quizás podamos descubrir los sustratos ideológicos que subyacen en tales planteamientos. Las diferencias entre espiritualidad general y su concreta manifestación religiosa, la distinción entre creencias y prácticas y la concreción de lo espiritual es muy difícil de analizar sin partir de los hechos o comportamientos sociales . 1 El objetivo que pretendemos desarrollar es realizar un análisis empírico y teórico con el objeto de determinar el estado actual de la religiosidad en Europa, España y Andalucía; es decir, el grado en que los andaluces, españoles y europeos se adscriben bien a una cosmovisión religiosa o secular, o a formas hibridas, para poder así hipotetizar sobre su evolución y devenir o sobre la adecuación de las hipótesis ya existentes. Podremos así realizar averiguaciones sobre la dinámica, evolución y características de los comportamientos socioreligiosos y podremos hipotetizar sobre la posible dirección y sentido de los cambios. El hecho religioso, la religiosidad, se suele analizar desde las respuestas a unas determinadas preguntas de un cuestionario. El autoposicionamiento de las personas es así el punto de partida. Dichos análisis resultan extremadamente ricos y clarificadores, pero el hecho religioso también se manifiesta en comportamientos concretos directamente observables y contabilizables. Uno de ellos es el ritual seguido en la celebración del matrimonio. Uniremos así, en el caso de Andalucía y España, los datos de autoubicación directa de los individuos con otros directamente obtenidos de registros administrativos. En la presente investigación, trataremos de conjugar los comportamientos individuales y los agregados de ámbitos territoriales, Andalucía, España y países europeos, para, en la medida de lo posible, obtener interpretaciones que nos permitan profundizar en las relaciones estructurales colectivas. El marco comparativo establecido ha sido el de los diferentes países europeos, pero también el más local y, dentro de un marco general más homogéneo, el de las comunidades autónomas, con especial detalle para el caso andaluz, y en ciertas informaciones, también llegando a un nivel provincial para España. Dichos ámbitos territoriales y sociales nos permitirán estudiar la influencia de la religiosidad en diferentes contextos socio-políticos y socio-económicos y observar las diferentes influencias o asociaciones con tales hechos. La realidad socio-religiosa parece depender de la historia propia de cada país y del papel de la religión y las instituciones religiosas en la organización social, así como de las características del proceso de secularización y de su relación con la modernización. Se pretende, por tanto, contextualizar social, económica y políticamente las formaciones sociohistóricas en las que los hechos socioreligiosos toman vida. Andalucía tiene un volumen de población suficientemente amplio, superior a muchos países europeos, y cuenta con unas características socioculturales propias pero insertadas en un marco de homogeneización común con el resto de España. Los datos y variables socioeconómicos presentan diferencias sensibles en relación a otras regiones, en lo que podíamos definir como peculiaridades regionales del proceso de modernización. Ha perdido por emigración más de dos millones de personas y ha recibido muy poca inmigración de otras comunidades españolas. Por otra parte, existen muestras y estudios longitudinales suficientemente amplios para poder analizarlos en sus matizaciones regionales, cosa que no ocurre así con otras CCAA. Partiendo desde el ámbito autonómico, e insertándole en el nacional y europeo, podremos observar mejor las similitudes y diferencias del proceso y quizás sacar conclusiones de las diferentes interrelaciones sociales que implican. Desde lo cercano, lo local, es más factible en ocasiones sacar conclusiones más generales. Los estudios de la evolución temporal de la religiosidad en España exponen claramente el retraso existente en la incorporación a las formas modernas de la vida económica y política, fruto del contexto sociopolítico general y del particular papel de la Iglesia Católica en el mismo. La apertura a la modernidad retrasada artificialmente se acelera con posterioridad. La evolución socioreligiosa, que duró más de un siglo en Europa, se produjo en España en casi una generación. Entre 1981 y 1990 el derrumbe de la práctica religiosa fue más fuerte que en cualquier otro país (Davie, 2001). La simple concatenación de los datos generales de los últimos treinta años nos permite reflejar los cambios socioreligiosos en España. En 20 años, desde 1978 a 1998, desciende en 4,6 puntos porcentuales el volumen de católicos y, desde finales del siglo pasado hasta 2008, en solo diez años, lo hace más del doble, con un descenso de 9,8 puntos porcentuales. No obstante, 3 de cada 4 españoles se siguen autodefiniendo como católicos.