ACTIVIDAD FÍSICA COMO ESTRATEGIA EDUCATIVA PARA REDUCIR EL RIESGO DE FRAGILIDAD EN ADULTOS MAYORES.

  1. Juan Corral Pérez 4
  2. Jesús Gustavo Ponce González 2
  3. Cristina Casals Vazquez 3
  4. María Ángeles Vázquez Sánchez 1
  1. 1 Universidad de Málaga
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    Universidad de Málaga

    Málaga, España

    ROR https://ror.org/036b2ww28

  2. 2 ExPhy Reearch Group. Department of Physical Education University of Cadiz
  3. 3 ExPhy Research Group, Universidad de Cádiz
  4. 4 Universidad de Cádiz
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    Universidad de Cádiz

    Cádiz, España

    ROR https://ror.org/04mxxkb11

Konferenzberichte:
III CONGRESO INTERNACIONAL NODOS DEL CONOCIMIENTO

Verlag: Ediciones Egregius

ISBN: 978-84-18167-97-3

Datum der Publikation: 2023

Seiten: 1078-1080

Art: Konferenz-Beitrag

Zusammenfassung

Introducción: La fragilidad es un estado de disfunción fisiológica que aumenta el riesgo de sufrir caídas o fracturas entre otros eventos adversos. Debido al incremento en la longevidad de la población, donde se espera que la población mayor de 60 años se doble en la próxima mitad de siglo, las búsquedas de estrategias para reducir la fragilidad se antojan imprescindibles para reducir los efectos adversos de este estado. Recientemente, el incremento de la actividad física como estrategia educativa ha resultado ser eficiente a la hora de reducir la fragilidad en adultos mayores. Sin embargo, no está tan estudiado si la actividad física puede ser una herramienta para luchar contra la pre-fragilidad,un estado en el que no se tiene fragilidad, pero si riesgo de padecerlo en un futuro. Por lo tanto, el objetivo de este estudio es comparar laactividad física diaria entre personas mayores frágiles y pre-frágiles.Método: Este estudio incluye datos transversales del proyecto FRAGSALUD, el cual busca evaluar la eficacia de un programa educativo de salud en personas con fragilidad y pre-fragilidad. 164 adultos mayores (75.48 ± 6.47 años) fueron incluido. La fragilidad se midió a través de los criterios de Fried que incluyen pérdida de peso inintencionado en los últimos tres meses, fatigabilidad, debilidad muscular (medida a través de la fuerza de presión manual), velocidad lenta de la marcha y baja actividad física. Si los participantes cumplían entre 1 y 2 criterios eran considerados pre-frágiles (n=108) y si cumplían 3 o más criterios se les consideraba frágiles (n=56). La actividad física se midió a través de un acelerómetro que los participantes llevaron en la muñeca durante al menos 6 días y se registraron los niveles diarios de actividad física ligera, moderada y vigorosa. Las diferencias entre los niveles de actividad física entre los grupos se evaluaron usando el test de U MannWhitney. Además, un análisis de varianza (ANOVA) se realizó para determinar la influencia de la edad en las diferencias entre los grupos.Resultados: Los participantes pre-frágiles realizaron más actividad física ligera (+40 min/día, p=0.004), moderada (+19.74 min/día, p<0.001), y vigorosa (0.71 min/día, p=0.004) que los participantes frágiles. Tras ajustar por edad, estas diferencias se mantuvieron a excepción de la actividad física vigorosa la cual perdió la significación (p=0.256).Discusión: Los resultados de este estudio muestran que los niveles de actividad física (a excepción de la de intensidad vigorosa) fueron significativamente más bajos en las personas con fragilidad que en aquellos considerados pre-frágiles. Estos datos son de gran utilidad, ya que sugieren que un descenso de la actividad física ligera y moderada puede desencadenar en un estado de fragilidad en personas pre-frágiles.Conclusiones: Los niveles de actividad física ligera y moderada fueron inferiores en el grupo frágil comparado con el pre-frágil. Por lo tanto, un programa educativo centrado en el aumento de la actividad física ligera y moderada en la población mayor con riesgo de padecer fragilidad puede ser una estrategia interesante para retrasar la aparición de la fragilidad en adultos mayores con pre-fragilidad.