La diversidad afectivo-sexual desde al mirada de la comunidad educativa de la etapa de educación primariaUn estudio cualitativo

  1. Sánchez Torrejón, Begoña
Dirigida por:
  1. Rosa María Vázquez Recio Directora
  2. Asunción Aragón Varo Directora

Universidad de defensa: Universidad de Cádiz

Fecha de defensa: 12 de julio de 2017

Tribunal:
  1. Ana Sánchez-Bello Presidente/a
  2. Guadalupe Calvo García Secretaria
  3. Caterí Soler García Vocal
Departamento:
  1. Didáctica

Tipo: Tesis

Teseo: 489837 DIALNET

Resumen

El trabajo de investigación que presentamos a continuación surge de la necesidad de construir una escuela inclusiva en la que esté presente todo el alumnado; una educación inclusiva que apueste por la incorporación de todos sus participantes. Espacios educativos en los que el respeto y el reconocimiento de las diferencias por orientación sexual e identidad de género no signifiquen un problema, sino una oportunidad de crecimiento y aprendizaje. Esta investigación nace de la urgente demanda de comenzar a repensar una escuela transformadora e inclusiva que empiece a deconstruir la heteronormatividad y la imposición binaria del género. Deseaba conocer el trabajo que se está llevando a cabo en la etapa de Educación Primaria sobre la diversidad sexo-genérica en nuestros centros escolares, reflexionar sobre las múltiples barreras que impiden su inclusión en la escuela, las intervenciones que se están llevando a cabo frente a situaciones de rechazo y acoso al alumnado no heteronormativo. La escuela, siguiendo a Rodríguez Martínez (2011), es un espacio que perpetúa las categorías binarias manteniendo la concepción dicotómica de los sujetos y reproduciendo, de este modo, las relaciones de poder desigualitarias entre hombres y mujeres del sistema patriarcal. Esto se materializa, como puntualiza la autora, en múltiples aspectos como la feminización del contexto escolar frente a la masculinización de los cargos directivos, los contenidos sexistas que reflejan los libros de texto, los cuentos, las imágenes estereotipadas por razón de género, las actitudes sexistas que el profesorado desarrolla hacia el alumnado: “la escuela es actualmente un lugar de producción y reproducción del sexismo a través, tanto de su currículum oculto como de su currículum manifiesto, lo que limita a hombres y a mujeres” (Fernández y González, 2015, p.256). Los centros educativos, como espacios de socialización, tienen un papel clave en la socialización de la orientación sexual y la identidad de género del alumnado, sobre todo en edades tempranas como las que caracterizan a la etapa de Educación Primaria; sin embargo, no suelen ser conscientes de que sus modelos de interacción puedan ser discriminatorios y estos carecen de las estrategias necesarias para cambiar sus conductas sesgadas desde el modelo heteronormativo: La escuela, al ser la institución de reproducción de la cultura por excelencia tiene un papel importante en la construcción de valores de tolerancia y respeto, pero también precisamente por su papel socializador, tiende a reproducir estereotipos y estigmas frente a aquellos considerados diferentes, como es el caso de las y los jóvenes con preferencia sexual distinta a la heterosexual (Lara y Ochoa, 2007, p.10). Estamos ante un sistema educativo heterosexista, ya que solo contempla como modelo referente la heterosexualidad. Con ello oculta intencionadamente la diversidad sexo-genérica, invisibilizándola y excluyendo a todo el alumnado que no desempeña los roles dominantes ajustados a la heteronormatividad. Duncan (1999) defiende el papel importante que cumplen los centros educativos en la creación y transmisión de valores y en la reproducción de las discriminaciones y los estereotipos sobre las identidades sexuales. Esta realidad presente en las instituciones educativas requiere, para propiciar la inclusión de la diversidad afectivo-sexual, que toda la comunidad educativa, en estrecha colaboración, cree un clima en el que se respeten y visibilicen las diversas orientaciones sexuales e identidades de género del alumnado. La escuela debe eliminar las desigualdades y para ello es clave como referente de valores implícitos. A este respecto, Foucault, en su célebre texto Vigilar y castigar (1975), sostiene que el poder toma a los individuos al mismo tiempo como objetos y como instrumentos. Así, el proceso de “fabricación” de los sujetos es continuado y generalmente muy sutil, casi imperceptible. Consideramos relevante comenzar a visibilizar los discursos sociales que se trasmiten en los marcos ideológicos de los miembros que componen la comunidad educativa, correspondiente a la educación primaria sobre la diversidad afectivo-sexual. Santos Guerra (2000a) señala que las escuelas deben reflexionar sobre su funcionamiento, revisar sus patrones de conducta y recapacitar sobre los códigos morales que rigen las interrelaciones de sus componentes como herramientas para la mejora de la calidad educativa. Como postula Etkin (1993) sobre la doble moral de las instituciones, la escuela no es una institución inocente, pues actúa como mecanismo de reproducción social, económica y cultural; por tanto, no es una organización neutral. Es prioritario, por tanto, establecer una visión educativa que contemple, en un plano de igualdad, las distintas vertientes de la sexualidad humana y, en concreto, las diferentes orientaciones sexuales e identidades de género. Por ello es necesario mostrar una realidad donde existan múltiples masculinidades y feminidades y hacerlas visibles y que permita proyectar la subjetividad sexual y de género como procesos abiertos y no como identidades cerradas y estáticas, contribuyendo a la inclusión de la diversidad afectivo-sexual en el ámbito escolar.