El arte rupestre paleolítico del extremo sur peninsular. Los contextos gráficos del litoral y las sierras del interior gaditano

Resumen

La orilla Norte del Estrecho de Gibraltar se erige, sin riesgo a errores, como una de las zonas con mayor concentración de enclaves prehistóricos decorados de toda la península Ibérica. Sabemos, por medio de cauces tanto administrativos como no oficiales, que en la actualidad la suma de yacimientos con manifestaciones gráficas supera con creces las 400 unidades (Fernández, 2019; Fernández et al., 2019a). Esta exorbitante cifra da buena cuenta de la complejidad supraestructural de los grupos humanos cazadores-recolectores-pescadores y productores que habitaron en este meridiano de Europa. No obstante, de tan acusada cantidad, poco más de una docena de sitios albergan expresiones plásticas de filiación pleistocénica, hecho que ratifica la excepcional repartición de estas grafías (Ruiz et al., 2015). Este decaimiento es aún más agudo en ámbitos como las Sierras del Subbético interno, donde hasta prácticamente principios de la década de los 90 se desconocía por completo el alcance de este horizonte simbólico (Gutiérrez et al., 1994). Indistintamente del área a la que nos refiramos, la trayectoria historiográfica ha abordado el diagnóstico de estas composiciones desde una perspectiva puramente descriptiva y coyuntural, eludiéndose problemáticas de gran interés e importancia como la relación poblamiento-arte o la mera ordenación de la secuenciación temporal de estas acumulaciones iconográficas (Gómez de Avellaneda, 2014). En los últimos años, los trabajos que venimos desarrollando en distintas regiones del extremo Sur nos están permitiendo ahondar en estas cuestiones que consideramos esenciales si aspiramos a conocer coherentemente el alcance real de tan complicado fenómeno (Collado et al., 2018; Fernández, 2019; Fernández et al., 2019a, 2020). Por demás, las incursiones realizadas en zonas clásicamente olvidadas como la Manga de Villaluenga están demostrando la expansión topográfica real que tuvo la esfera artística mucho más allá de los confines habitualmente fijados en el Campo de Gibraltar-La Janda (Fernández et al., 2017). Bajo estas premisas básicas, el objetivo de esta tesis doctoral no es otro que el de afrontar pormenorizada y metodológicamente la puesta al día de un catálogo sobre el que mucho se ha escrito, pero poco se ha dicho. Partimos de la incorporación de 4 ubicaciones inéditas que elevan de 11 a 15 las estaciones referidas por la bibliografía convencional (Martínez, 2009, 2010, 2012; Ruiz et al., 2015). A estas se anexiona la presentación de otro buen número de figuras que habían pasado inadvertidas hasta ahora en parajes afamados entre la historiografía especializada. Temas de tremenda actualidad como son las manos aerografiadas, en su asociación comunicativa con las barras gruesas y puntos, o el origen mismo del arte en este territorio serán tratados desde el aporte empírico de datos. Más de un centenar de motivos serán desglosados y analizados según cavernas y paneles con el propósito de contrastarlos entre sí, pero también con el registro estratigráfico arqueológico existente, para intentar establecer pautas comunes que expliquen su evolución técnica, temática y cronológica. Por demás, someteremos a crítica constructiva los modelos simplistas y regionalistas que circunscriben el comportamiento ideológico superopaleolítico netamente a las areniscas de los Flysch del Aljibe y de Algeciras en aras a un modelo explicativo mucho más integrador que contemple también las calizas jurásicas del interior. En definitiva, tratar de asentar unas bases sólidas sobre las que sustentar futuras e inminentes líneas de investigación.